La gran mentira del coche de hidrógeno

Prácticamente a diario aparecen noticias de vehículos propulsados por hidrógeno y la práctica totalidad son positivas. Desde disparates como el motor de combustión de hidrógeno de Toyota, anuncios de nuevos coches de pila de combustible (de hidrógeno), subvenciones millonarias o taxistas embaucados que pagarán el pato de la desinformación interesada.

¿Por qué los coches de hidrógeno son una muy mala idea?

Sencillamente, porque su rendimiento energético es una calamidad. Un coche de pila de combustible consume 4 veces más energía que uno eléctrico. No creo que se necesite más argumentos, pero los hay.

Este x4 desperdicio de energía es usando el hidrógeno con una pila de combustible (Fuel Cell) que alimenta un motor eléctrico que tiene (el motor) un rendimiento excelente del 90-95%. Si en lugar de usar el hidrógeno para generar electricidad, lo quemamos en un motor de combustión, que desperdicia el 65% de la energía, hacen del invento de Toyota la mayor estupidez que ha parido madre (consume 7 veces más energía que el eléctrico).

La infraestructura de recarga de hidrógeno

Estos vendedores de burros cojos te cuentan lo maravilloso de una recarga en 5 minutos del depósito de hidrógeno, comparándolo con lo que tarda un coche eléctrico. 5 minutos, cojonudo, pero ¿dónde lo recargo?… ¿alguien? ¿nadie?

Por si el desastroso rendimiento energético del coche de hidrógeno no fuera suficiente motivo para descartarlo, además hay que gastarse billones – sí con b – en montar una red de hidrogeneras a la imagen y semejanza de las actuales gasolineras, pero con depósitos con miles de litros de un hidrógeno que se almacena a presiones de 700 atmósferas y que explota con mirarlo. Efectivamente, lo que todos queremos tener al lado de casa.

Por el contrario, la mayor parte de la infraestructura para recargar el coche eléctrico ya existe. Evidentemente que hacen falta muchos más cargadores públicos y que habrá que reforzar la red de distribución, pero eso son minucias comparando con la magnitud de la inversión necesaria para el hidrógeno. Por todas partes hay farolas y enchufes.

El precio de recargar tu coche

Cargando tu coche eléctrico por la noche en tu casa (algo que nunca podrás hacer con hidrógeno) sin subvenciones, el coste de los 100 km es de 0,66€ (dato real que pago yo por mi coche).

El coste de los 100 km en coche de hidrógeno es de unos 6,6€: 10 veces más caro, eso si, con precios subvencionados. Si tuvieran que cobrar el coste real, estaríamos hablando de un auténtico disparate.

Entonces, ¿por qué todas las noticias que leo sobre hidrógeno son positivas?

Respondo a la gallega con otra pregunta ¿sabes quién está detrás de la industria de hidrógeno? Pues los que quieren mantener el modelo de gasolineras: petroleras & gasistas. Industrias que llevan muchos, muchos años ganando mucho, mucho dinero y que ven que se les está acabando el negocio y se agarran al último clavo ardiendo que les queda: el hidrógeno.

Porque, aunque te venden que el hidrógeno es verde porque solo produce agua al quemarse, lo cierto es que el 95% del hidrógeno que se produce en el mundo proviene del reformado de combustibles fósiles; proceso que, oh sorpresa, genera CO2 que contribuye a la crisis climática.

Esta industria es experta en mentir, desinformar e influenciar a políticos ignorantes o directamente corruptos. Tienen todo el dinero y la experiencia; llevan toda la vida haciéndolo y aquí están de nuevo intentando hacernos comulgar con ruedas de molino.

Hidrógeno, los que van a quebrar te saludan

Petroleras y gasistas no son los únicos que lo ven chungo.

Por un lado, están los fabricantes de coches que se han dormido en los laureles, que ven llegar su momento Nokia a pasos agigantados y con los deberes sin hacer. Un coche eléctrico básicamente es software, electrónica y baterías; es decir, justo lo que los fabricantes tradicionales no tienen ni idea de fabricar porque llevan décadas subcontratándolo.

Junta esto a la recua de petrol-heads que tienen como directivos y llegas a la patada a seguir del hidrógeno. Que son petrol-heads, pero no son tontos: saben perfectamente que esto es infumable, pero es que el hidrógeno es algo a 10 años vista (y siempre lo será) y con las baterías ya van tarde y no saben ni por donde empezar. Total, vendemos la burra del hidrógeno, enganchamos unas subvenciones, cobramos nuestro bono, compramos unos añitos hasta que nos jubilemos y que arree el que venga detrás.

Y luego tenemos a los políticos de los países que viven de estos fabricantes. Europa está completamente fuera de juego en tecnología de baterías, que es la tecnología más importante para el cambio de paradigma industrial más radical de la historia. Estos políticos ven el panorama y tiemblan y con razón: Europa va a depender de suministradores extranjeros – principalmente chinos – para la transformación acelerada de dos industrias que van a cambiar más en los próximos 10 años que en los últimos 100: transporte y energía.

Y el clavo ardiendo de estos políticos, influenciados o directamente comprados por petroleros y automovilistas es, de nuevo, el hidrógeno. Vamos a tirar unos miles de millones en subvenciones a ver si damos con una solución milagrosa que vaya en contra de todas las leyes de la física y de la lógica para no depender de los chinos. Pues no va a ocurrir. Esto no funciona así.

Por el hidrógeno – o su ausencia – los reconocerás

Reconocer a los que pueden sobrevivir a este cambio de paradigma es fácil: el CEO de Volkswagen ha pedido a sus políticos y a la industria simplemente que “escuchen a la ciencia” y dejen de enterrar miles de millones en la burra del hidrógeno.

Porque invertir en coches de hidrógeno no solo es tirar el dinero, es incurrir en el coste de oportunidad de no invertir en la tecnología correcta – baterías – que no será fácil, pero al menos te dará una oportunidad. Lo mismo se puede decir de los que piensan que se seguirán vendiendo coches de combustión a partir de 2025.

Aunque el campeón sin duda es el crack del motor de combustión de hidrógeno de Toyota.  Ánimalico. Anda, toma una galleta.

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Photo by Jametlene Reskp on Unsplash

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